13 ago 2012

La cazadora cazada - Capítulo 2

A los 20 años, competía por el puesto de asesino más efectivo con Jacob, un arrogante que se creía mejor que cualquiera. No le soportaba, ni él a mí. Consciente de ello, Jones decidió que lo mejor era que trabajáramos juntos. 
Nuestra primera víctima conjunta fue una revolucionaria que movía las protestas de los sectores obreros. Era la propietaria de dos apartamentos en el Sector Industrial, ella vivía en uno de ellos y el otro lo alquilaba.
Decidimos hacernos pasar por una pareja interesada en él y nos citamos con ella en ese mismo lugar. Tras mostrarnos el piso, preguntó:
- Bueno, ¿a qué os dedicáis?
- Yo soy músico y ella es camarera - respondió Jacob - ¿Verdad, amor? - añadió, plantándome un beso en los labios y aprovechando para tocarme el culo.
- Sí, claro - sonreí mientras le retiraba la mano.
- Hacéis una gran pareja - comentó la víctima. - ¿Cómo os conocisteis?
- Él actuó en el pub donde trabajo - contesté - Fue amor a primera vista.
- Sí, así es. ¿Cómo no enamorarse de esos ojos azules? - replicó él.
- Precioso. Si queréis podéis mudaros hoy mismo y mañana firmamos el contrato.
Cuando la mujer salió, acorralé a Jacob contra la pared.
- Ni se te ocurra volver a ponerme las manos encima - le susurré en tono amenazador.
- Hey, preciosa, relájate, que solo interpretaba un papel. - replicó sonriendo.
- No me importa. Como te vuelvas a acercar a mí más de lo necesario vas a saber quién soy yo.
Tenía que demostrar que era mejor que ese chulo: debía ser yo quien la matara. Por eso, después de una semana viviendo en el apartamento, aproveché una salida de Jacob para ir a buscar a nuestra casera. Conseguí que me acompañara a casa con la excusa de una gotera en el baño. Cuando fue a verla, la empujé y la hice entrar en la ducha. Entonces saqué una daga del cinturón, la sujeté por el cuello contra la mampara y, mirándola a los ojos, le rajé el estómago lentamente para, al final, clavársela en el corazón.
Cuando mi compañero volvió, yo estaba sentada en el sofá. Le saludé con una sonrisa:
- Hola, cielo. - dije con ironía.- Creo que ya podemos dejar de fingir.
-¿ De qué hablas? Tengo un plan para quitarla de en medio.
-¡Oh! De acuerdo, pero creo que puede esperar. - Solté una carcajada al ver su expresión perpleja.
Me acerqué a él y, echándole los brazos al cuello, comencé a besarle la mandíbula, ascendiendo hasta morderle el lóbulo de la oreja.
- ¿ O me vas a decir que no te resulto atractiva?
Antes de que contestara, le besé en los labios y me quité la bata que llevaba, mostrando mi ropa interior de encaje.
- Amanda,¿ tú estás bien? - Inquirió, pasando sus ojos grises por todo mi cuerpo.
- Mejor que nunca. Ven conmigo. - Dije. Agarrándole de la mano, le guié hasta el baño. Me apoyé en la parte externa de la mampara y lo atraje hacia mí. Él me besó, había entrado en el juego. Cuando sus manos comenzaron a acariciarme la cintura, abrí la ducha y, al ver el cadáver, sus ojos se abrieron por la sorpresa y se alejó de mí.
- ¿Qué? ¿Sorprendido? - reí- ¿Esperabas hacerlo tú?
- ¿Todo esto era un juego? ¿ Me estabas tomando el pelo?
Sus ojos refulgían de rabia, pero a mí no me asustaba.
- Si tenemos que trabajar juntos será mejor que veas mis métodos y lo que soy capaz de hacer, ¿ no?
Tras decir esto, salí del baño, dándole una palmada en la espalda, me vestí y me fui.
Bueno, pues aquí está el siguiente capítulo. Espero que os guste, aunque ha quedado muy largo.

4 comentarios:

  1. jajajajajaja Amanda es una rata XDDDD

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  2. Qué largo ni qué leches, está perfecto. Por lo menos a mí no se me hace pesado.

    Joer con Amanda, cómo le gusta jugar XDD

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