CAPÍTULO 1 – EL DESPERTAR
- ¡Kasumi, date prisa o llegarás tarde al trabajo!
- ¡Voy!
Pero ahora no puedo pensar en eso, ya tengo suficiente con que mi madre no se entere de que estoy metida en esto. Tengo que vivir como una chica normal, tengo que empezar a trabajar.
Pasan las horas y todo va según lo previsto, al terminar voy directa a casa, cojo algo para picar y me siento a leer uno de los libros que me ha recomendado la Organización, a pesar de que ya me lo he leído, lo vuelvo a leer prestando más atención a la misma página de siempre: “Habilidades Kuzgúnidas”, vuelvo a leerme todas las habilidades una y otra vez, pensando en cuáles tendré, pensando en lo que podré hacer con ellas…
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Es increíble lo rápido que pasa el tiempo, hoy es el día, el día en el que me inyectarán el Kuzgún en la sangre, el día en el que empezaré a entrenar para hacer misiones de verdad, el día en el que todas mis dudas se resolverán.
Tras un día increíblemente largo, allí estaba, ante el Pabellón Kisa, centro de reuniones de la Organización, y en la puerta estaba esperándome Crow, mi guardián y mentor. Al llegar no me dijo nada, nunca dice nada si no es estrictamente necesario, me miró, esperó a que le mirara y me llevó hasta una habitación en la que nunca había estado. Parecía ser una especie de enfermería, en la mesa que había en frente de la puerta estaba Suyay, el médico más amable que he conocido.
- Al fin llegas –dijo con una amplia sonrisa -¿estás nerviosa?
- Un poco…
- Tranquila, tienes a Crow contig… -la puerta se cerró detrás de mí. Suyay me dedicó otra sonrisa –Bueno, pues al lío.
Me senté en una de las sillas mientras miraba cómo sacaba una jeringuilla del cajón junto a un líquido negro bastante viscoso, el Kuzgún, el pinchazo no dolió, pero poco a poco empecé a notar cómo el líquido se movía dentro de mí, como si tuviese vida propia. Al terminar, Suyay me llevó a una sala blanca, no había nada allí, sólo Crow, dos hombres y una mujer, a los que no conocía, estaban allí.
- Hola, soy Kytzia y estos son Tirso y Dromit, estamos aquí para examinar tu evolución con el Kuzgún. ¿Te encuentras bien?
- Sí, ¿tendría que sentir algo en especial?
- No necesariamente, pero algunos de los sujetos empezaron a notar cómo fluye el Kuzgún por su sangre, es bastante molesto… estás empezando a ponerte pálida, ¿seguro que estás bien?
- S-sí, claro, perfectamente.
Dromit empezó a mirarme raro, y antes de que me diese tiempo a preguntar nada, todos se asustaron, todos menos Crow. Miré hacia abajo, mi estómago se había vuelto negro y algo se movía como si tuviese vida propia, empecé a sentirme mal, como si ya no me quedaran fuerzas ni para mantenerme de pie. Antes de caer al suelo cientos de púas empezaron a salir de mi cuerpo. Todo era borroso, las voces se distorsionaban. Y cuando caí, perdí el conocimiento.
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Espero que os haya gustado, ya casi tengo el segundo capítulo (esto va deprisa ^^).
Se me olvidó comentar en la anterior entrada que probablemente habrá ilustraciones y fichas de personajes hechas por mi, eso sí, lo haré en verano.