Al llegar a mi apartamento, nos encontramos que la puerta
había sido forzada. En el interior, todo estaba destrozado.
- ¿Qué ha pasado aquí? ¿Habrá sido Julia? – supuse,
conmocionada por la situación.
- No creo. Toma, cógela, por si acaso – dijo Jacob,
tendiéndome una pistola y cogiendo él otra.
Avanzamos sigilosamente hacia el dormitorio. Lo que
encontramos allí me hizo recordar aquella noche hace tres años en que encontré
los cuerpos de mis padres. Tallado en el cabecero de la cama, que estaba
destrozada, estaba el símbolo de los rebeldes. Las piernas me fallaron ante la
avalancha de recuerdos y Jacob tuvo que sostenerme para que no me cayera.
- Vámonos de aquí – dijo arrastrándome tras él, con tono de
enfado.
Llegamos a su piso y me desplomé en el sofá.
-¿Estás bien? – preguntó arrodillándose frente a mí.
- Sí, ha sido solo que un montón de recuerdos vinieron a mi
mente. Recuerdos de mis padres muertos.
-Oh… No te preocupes, amor, no voy a dejar que te pongan la
mano encima – prometió con fiereza.
Lo besé, con dulzura al principio, que se tornó en pasión.
De pronto sus manos, que estaban sobre mis mejillas, se desplazaron hasta mi
cintura, acercándome a él y profundizando el beso. Me levantó en sus brazos y
me llevó al dormitorio. A los pies de la cama, me posó en el suelo y me
desnudó, a la vez que yo hacía lo propio con él. Sus labios recorrieron con
suavidad mis cicatrices. Me tendió sobre la cama y nos dejamos llevar.
En medio de la noche me despertaron los gritos que Jacob
profería a mi lado y sus brazos que se apretaban más en torno a mí.
- ¡No!... ¡No podéis hacer eso!... ¡No os acerquéis a
ella!... ¡Me importa una mierda la misión!
Con mucho esfuerzo, me revolví en sus brazos hasta quedar de
frente a él y le sacudí.
- ¡Jacob! ¡Despierta, cariño! ¡Todo está bien! – traté de
despertarle.
Finalmente, abrió los ojos con un respingo y me miró
aturdido.
-¿Estás bien? – le pregunté, besándole los labios con cariño
– Has tenido una pesadilla.
- Mmmh, sí, tranquila, amor. Soñaba que te perdía – me
confesó mirándome a los ojos, azul y gris fundidos en una mirada.
- Pues no te preocupes, que eso no va a pasar nunca –
susurré, acariciándole – No va a ser tan fácil librarse de mí.
- Eso espero… - musitó angustiado – Pero, bueno, sólo ha
sido un mal sueño. Vamos a dormir. – trató de sonreírme, aunque sus ojos
reflejaban una profunda preocupación.
- Vale – cedí – pero que sepas que te quiero y que me van
atener que arrancar por la fuerza de tu lado.
- Yo también te quiero – dijo y, con urgencia, añadió – Pase
lo que pase, jamás dudes de mi amor por ti, es de lo único de lo que me siento
orgulloso en esta vida.
Tras esto, lo besé, me acurruqué entre sus brazos y volví a
dormirme.
Oh dios mío, sigues actualizando! Te he dicho ya que te quiero? XD
ResponderEliminarEste fin de semana me lo leo todo del tirón y ya te contaré qué me parece.
Jajaja
ResponderEliminarPues no me habías comentado nada, no...
Ahora que ya tengo algún tipo de feedback, refuerzo o como quieras llamarlo, actualizaré con más ganas!