-De acuerdo – Jackson se recuperó enseguida –
Esta mujer está acusada de dar caza y muerte a 50 de los nuestros en apenas dos
años de pertenencia a la Unidad de Asalto. Para demostrarlo, contamos con los
informes de la propia Guardia del Sistema recopilados por Julia Simons.
-Bien – intervino Shawyer – no vamos a negar
que sus manos están manchadas con nuestra sangre, pero tal vez deberíamos
remontarnos a sus motivos para ello – la miré con sorpresa, eso no me lo
esperaba, no me gusta hablar de mí y no quería hacerlo – Por favor, señorita
Morrow, explíquenos por qué comenzó a matar para la Guardia.
-Porque Marcus Sutter mató a mis padres.
-Pero usted ya se entrenaba para ello antes de
que eso ocurriera – acusó Jackson.
-En efecto, pero dudaba de los principios del
Sistema, no los compartía. Incluso sentía cierta simpatía por vosotros – añadí
con desdén – porque creía que valorabais la vida humana más que nosotros. Pero
no es así. Cuando encontré los cuerpos de mis padres, vi que sois tan
despreciables como nosotros. Simplemente escogí quedarme con mi gente y vengar la muerte de mi familia sin
cuestionarme nada más.
-Ya ven que los motivos que han movido a esta
joven son los mismos que nos mueven a nosotros – dijo Shawyer – Sus actos son
un homenaje a su familia.
Los líderes comenzaron a murmurar entre ellos.
La tensión se palpaba en el ambiente. Miré a mi defensora, que parecía
preocupada, y busqué a Jacob con la mirada. No estaba, ni él ni los dos tíos
que habían ido a buscarme.
Finalmente, la mujer de antes se levantó y yo
la miré a los ojos, desafiante.
-Tras tener en cuenta los informes y el
testimonio de la acusada, hemos decidido que nada de lo que pueda decir puede
eximir sus culpas. De hecho, lejos de arrepentirse de sus acciones, está
orgullosa de ellas. Por ello, la condenamos a muerte.
Solté una carcajada.
-Espero que hayan disfrutado de este pequeño
teatro que han montado, porque mi castigo estaba claro desde el principio. Pero
no olviden que al final se han convertido en aquello que tanto odian y con lo
que quieren acabar. No son mejores que nosotros, al contrario, son hipócritas y
tienen las manos tan llenas de sangre como yo.
Los ocupantes de la mesa se levantaron y
abandonaron la sala, seguidos por Jackson. Shawyer se acercó a mí.
-Lo siento – dijo, y parecía sincera.
-No te preocupes – reí – no dudé en ningún
momento que este sería mi final. Pero gracias de todos modos, ¿por qué me has
defendido?
-Por mi hermano Jacob. Él te quiere y esto le
va a destrozar. Quería evitarlo, o por lo menos intentarlo.
De repente, unas manos se apoyaron en mis
hombros.
-¿Qué ha pasado? – preguntó Jacob.
Cerré los ojos sin atreverme a contestar, y su
hermana desvió la mirada.
-No puede ser – murmuró, abrazándome.
Los dos tipos que habían ido a buscarme a la
celda aparecieron y apartaron a Jacob, que golpeó al más alto antes de que su
hermana le obligara a apartarse. Me hicieron levantarme y, a empujones, me
sacaron de la sala.